domingo, 2 de mayo de 2010

ETNIA HUICHOLA O WIXARIKA

Emparentados con los Coras y descendientes de los bravos Caxcanes o Cascanes, los huicholes son una de las comunidades étnicas más representativas del Occidente de México.

Las localidades donde se ubican pertenecen a la zona colindante entre Jalisco y Nayarit, surcada por sistemas de serranías accidentadas y bellas. Allí, en sitios prácticamente aislados, estos indígenas continúan viviendo según sus antiguas tradiciones, las cuales regulan su existencia desde la cuna hasta la sepultura.

Quizá el aspecto más evidente y singular de los huicholes se encuentra en sus vistosos trajes, confeccionados en manta blanca común, ornamentados con intrincados diseños multicolores, debida a la habilidad de las bordadoras, quienes con paciencia y estambres de colores van realizando los motivos consagrados por la tradición: estilizados venados, serpientes, liebres, pájaros; extrañas flores de pétalos simétricos; elegantes motivos geométricos representantes del sol, el agua, los montes.

La fuente de inspiración para las consumadas obras de arte así fabricadas —como también las elaboradas basándose en chaquira, pintura y papel de amate— se encuentran en las místicas visiones provocadas por el peyote, un pequeño cacto que crece espontáneamente en el estado de San Luis Potosí y posee efectos alucinógenos. Hasta ese estado los huicholes peregrinan anualmente y una vez de regreso, organizan unas ceremonias en el curso de las cuales consumen el peyote, como medio para acercarse a sus dioses y comunicarles sus peticiones. El peyote, conocido por los huicholes con el nombre de hiculi hualula, produce entre otras cosas, unas visiones que se presentan en espléndidos colores. Las sabias manos de estos artesanos las transforman en pequeñas obras de arte, tanto en prendas para vestir como en objetos rituales, entre los más conocidos de los cuales están los llamados Ojos de Dios, cruces de caña entretejidas con estambres de vivo colorido.

Actualmente los huicholes constituyen un pueblo pacífico, entregado a sus tradiciones y labores manuales, pero antaño fueron temibles guerreros. Hoy en día, estas comunidades de incomparables artistas están en vías de integrarse al progreso buscando un futuro más próspero sin perder sus sanas tradiciones y sus características propias.

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