viernes, 30 de abril de 2010

Los aatslaabtsik, demonios huicholes

Para los huicholes antes que la humanidad como la conociéramos existiese, todo estaba lleno de obscuridad y la tierra estaba habitada por unos seres encorvados, grises que tenían tres piernas, ellos solo se alimentaban de olores, no necesitar ingerir alimentos como lo hacemos nosotros, pero temian a que un dia el Dios les mandara la luz a este planeta y con ello su extiension se haría inminente.

Se trata de los baatsik’ i aatslaab, seres en los que se convirtieron los antiguos dueños de la tierra de creaciones anteriores, los antepasados venerados (aatslaabtsik), cuando aún no había surgido el Sol. De acuerdo con la autora, baatsik’ podría traducirse como «el remolino de los antepasados», semánticamente se trata de un remolino de aire.

Estas criaturas tenían, entre otras peculiaridades, tres pies, el tercero ocupaba el espacio entre las dos piernas de la gente ordinaria (at significa miembro genital masculino).

Al nacer el Sol pensaron que se quemarían y para protegerse se metieron a la tierra de cabeza. Los baatsik’ eran pre-humanos, se refugiaron en el espacio salvaje, en el monte y los senderos que atraviesan el bosque, para algunos otros se alimentan de lo sucio, lo crudo, lo insípido, «es el mundo al revés», por eso, agrega un informante, «no sotros caminamos con los pies y ellos con la cabeza», son los rezagos de otra era cósmica, el completo contrario de los teenek contemporáneos, bautizados y cristianizados, en resumen, civilizados. Caminan dando vueltas, por lo que cuando se produce un remolino se dice que son los baatsik’ caminando de cabeza.

Su ser es deesencia femenina, se reúnen en los árboles, lugares privilegiados por su papel mediador entre los humanos y los seres del inframundo (Airel de Vidas 2003: 61-62, 216-
219).

Se cree que ellos nos odian porque nosotros podemos sobrevivir afuera, con el Sol y esperan a que entremos a una cueva para capturarnos, quitarnos nuestras almas.

Si analizamos cada uno de los puntos, su nombre baatsik’, que si bien en el habla contemporánea de los teenek, baats significa torcido e ik viento, como en muchas otras lenguas mayas, también baatz, batz, bac’ significa mono saraguato (Alouatta spp) o bien hilo, y batz’ib’al, por ejemplo, es el huso o malacate, que también implica la idea de torcido; otro término para mico es q’oy que a su vez se traduce como torcer

No obstante, la palabra para mono entre los teenek es una cognada de la palabra en náhuatl ozomatli,
Muchas de las imágenes de los monos desde el periodo prehispánico, se caracterizan por un movimiento en espiral y su pertenencia al ámbito del viento arremolinado que procede del inframundo.

El tercer pie que surge entre las dos piernas, puede equivaler a la cola del mico, que también desempeña un papel fálico, su hábitat son los árboles, son los seres sobrevivientes de las creaciones anteriores, pre-culturales, del mundo salvaje, vinculados con los antiguos señores de la vegetación y representan una etapa indeterminada.

Por ello cabría pensar que el vuelo giratorio de los monos en el «Palo Volador» recreara una de las etapas de la antropogonía, cuando aquellos pre-humanos fueron destruidos —ya sea por sus malas conductas, por no tener las capacidades propias de un verdadero hombre, por pertenecer a una etapa de indefiniciones o por temer al surgimiento del Sol— y penetraron a la tierra, a ese ámbito salvaje, no civilizado, desde donde siguen interactuando con los seres humanos.

Esta idea se refuerza con un mito pipil de El Salvador reportado por Schultze Jena (1947: 118) que cuenta de un reino en el interior de una montaña, de la que bajan y suben seres volando en forma de espiral; por ello creo que los monos podrían identificarse con los danzantes otomíes, los señores de la vegetación, los llamados yântø, «cabeza de viejo», que se incluyen en el ámbito de lo podrido, la lujuria, las fuerzas lunares y terrestres y vuelven a descender a los abismos del inframundo.
Cosmogonia Huichol.
Antropologia Mexicana.-

Una Visión De Las Mujeres Huicholas

Considerar la situación social de las mujeres huicholas como igual a la de otro grupo de mujeres indígenas o mestizas, resulta imposible ya que si bien se comparten rasgos de identificación con otras indígenas o rasgos biológicos por ser mujeres, sus circunstancias se encuentran marcadas por una cultura que ha decidido permanecer un tanto aislada de la civilización.

El solo hecho de llegar a su ubicación geográfica en la Sierra Madre Occidental crea ya una barrera de comunicación, y la constante e inherente presencia de una conceptualización de lo suyo (huichol) y lo externo (mestizo) conforman un engranaje de relaciones bilaterales; por un lado te reconocen como extranjera y por otro te reconocen como mujer.

La primera impresión que dan las huicholas es que son un grupo hermético mucho más difícil de conocer que los hombres huicholes, pero observando un poco más a fondo se deduce que ese hermetismo no es más que una forma de proteger su cultura, la cual se ve amenazada diariamente frente a la intrusión de extranjeros, incluyendo en este término a los mestizo mexicanos, que muchas veces llegan a sus poblaciones con la finalidad de explotar su cultura para el lucro, exportado sus artesanías y demás productos .

Si bien su ubicación los protege de estas intromisiones, es un hecho que existen huicholes que se benefician también del capital externo; el contacto con el mundo no es para ellos algo ajeno sino que se ha convertido en una forma de vida y sustento. Las mujeres saben que existen personas que venden su cultura, saben que dentro de sus mismos grupos hay quienes portan el estandarte huichol más por mercadotecnia que por sentido de pertenencia y respeto. El hombre huichol por desempeñarse en la esfera pública ha sido el encargo de que esta situación se acreciente; la mujer huichola por permanecer en espacios más limitados, es quien ha conservado sus tradiciones y cultura de forma más tradicional.

miércoles, 28 de abril de 2010


martes, 27 de abril de 2010

wixarika artcraft

Arte Huichol / Huichol Art

músicos huicholes*El Corrido de los Pérez

Santos es chamán, peyotero.

Santos es chamán, peyotero. En el viaje que los huicholes realizan a Viricuta, desempeña labores importantes; dedica mucho tiempo a las actividades religiosas de grupo. Pertenece a un núcleo de comunidades huicholas que ven extenderse su territorio por ahí donde comparten geografía los estados de Jalisco, Zacatecas, Durango y Nayarit.

No hay una política agresiva de defensa, no se va más allá. En Zacatecas hay mucho que “rescatar” y son pocos los avances en esa dirección. Las riquezas patrimoniales, es el caso de la Quemada, el Mixtón, las Ventanas, la Caxcania toda. Continúan bajo la vigilancia laxa de las autoridades del INAH, que supervisa desde lejos; de investigadores nacionales y extranjeros que adquieren derechos, por desconocimiento y falta de precisión de las leyes.

La cultura que yace en esos sitios, al resguardo del tiempo y del olvido, no se conoce. Los especialistas, muchas veces extranjeros, se dan acceso a esos sitios y usufructúan su valor, mediante becas, estudios, ediciones, en buen número financiadas con recursos nacionales, cuando no mediante el pillaje más directo, de sustracción de piezas. Eso no hace sino desvincular a centros de estudios mexicanos de una posible perspectiva que le de la vuelta al saqueo ocurrido por estos contactos. La universidad, los museos, el gobierno deberían tener una política más agresiva de rescate del patrimonio cultural.

HUICHOLES / WIRRARITARI O WIRRÁRIKA

Del nombre
El pueblo huichol se llama a sí mismo Wirrárika o Wirraritari (en plural). Se desconoce hasta el momento si la palabra huicholes proviene de una deformación del término Wirrárika.
Localización
Los huicholes habitan en los municipios de Mezquitic y Bolaños, al norte del estado de Jalisco, así como en La Yesca y el Nayar, en el estado de Nayarit, y hay grupos minoritarios en los estados de Zacatecas y Durango.
Son cinco los centros ceremoniales en donde se instalan los gobiernos tradicionales: San Andrés Cohamiata (Tateikie), Santa Catarina Cuexcomatitián (Tuapurie), San Sebastián Teponahuaxtlán (Wautia) y Tuxpan de Bolaños (Tutsipa) en el estado de Jalisco, y Guadalupe Ocotán (Xatsitsarie) en Nayarit.
La población huichola se asienta de manera dispersa en el territorio. Mientras que en Jalisco los huicholes han logrado impedir el asentamiento de mestizos al interior de sus comunidades, en Nayarit es frecuente la convivencia en el mismo territorio con coras o con mestizos.
Infraestructura
Las condiciones orográficas de la región han limitado la construcción de caminos en esa zona. Esto ha originado problemas en la comercialización de productos locales, al encarecer las mercancías del exterior y abaratar la producción local. El difícil acceso por tierra ha generado la construcción de pistas de aterrizaje en distintas comunidades.
La Secretaría de Salud y Bienestar Social del estado de Jalisco instaló los servicios de radiotelefonía y radio. San Andrés Cohamiata, Tuxpan de Bolaños y Guadalupe Ocotán cuentan con plantas eléctricas alimentadas con gasolina. Su uso es, principalmente, para el alumbrado público.
El agua potable se extrae de los pozos; la leña sigue siendo el principal combustible.
En 12 comunidades de la región existen albergues escolares (nivel primaria) que están a cargo del Instituto Nacional Indigenista (INI) y de la Secretaría de Educación Pública (SEP). En las comunidades de Guadalupe Ocotán y Santa Clara hay escuelas de las misiones franciscanas y, en algunas rancherías, la educación es impartida por las escuelas unitarias de la SEP, en donde un solo maestro imparte los primeros tres años.
En Tuxpan de Bolaños hay telesecundaria y en Mezquitic, Jalisco, una preparatoria. Sin embargo, el nivel de escolaridad en la sierra es muy bajo.
Las difíciles condiciones de vida en la sierra explican la escasa presencia de personal médico en las clínicas de salud.
Antecedentes históricos
El origen de los huicholes es incierto, aunque se han elaborado algunas hipótesis basadas en datos lingüísticos, mitológicos y arqueológicos. Es probable que los huicholes desciendan de distintos grupos que, en algún tiempo, se fueron asentando en la sierra.
Algunos de estos grupos fueron, posiblemente, tribus que pertenecieron a la familia yuto-azteca y que huyeron del poderío de algún imperio mesoamericano, en cuyo territorio se encontraron con otros grupos ya establecidos allí.
Al parecer, los ancestros de los huicholes mantuvieron una vida independiente de los grandes imperios. Los mitos hablan de cómo los antepasados huicholes eran atacados por águilas y jaguares en sus peregrinaciones a la tierra del peyote.
Es probable que entre los ascendientes de los huicholes hubiera algunas tribus teochichimecas (indios del norte). En el Códice Florentino de fray Bernardino de Sahagún se describe un ritual de los teochichimecas parecido al que realizan los huicholes con el peyote.
También es probable que algunos grupos de las tierras bajas de la costa se hayan mezclado con los antepasados huicholes en distintas épocas. La tradición oral narra cómo los dioses salieron del mar y fueron peregrinando hacia el oriente de la sierra.
En el periodo de la Conquista, las tropas de los españoles que incursionaron en la zona estuvieron comandadas por Nuño de Guzmán, quien atravesó el estado de Nayarit en su recorrido hacia el noroeste, dejando a su paso una estela de destrucción. Muchos sobrevivientes huyeron a la sierra. Ésta, por su difícil acceso, no fue conquistada. Se poblaron sus alrededores durante la última década del siglo XVI y principios del XVII. Los pueblos de Colotlán, Mezquitic, Huajimic, Huejuquilla y Tenzompa fueron fundados por los españoles como fronteras para delimitar el territorio conquistado.
El periodo Independiente fue escenario de despojo de tierras debido a las leyes de desamortización. La rebelión de Manuel Lozada, el “Tigre de Álica”, recibió un gran apoyo de algunos huicholes.
En 1887 el gobierno porfirista intentó nuevamente deslindar las tierras, lo que provocó enfrentamientos entre las propias comunidades.
La Revolución trajo un periodo de violencia a la sierra, que fue escenario de paso de distintos grupos armados. Aunque los huicholes no se aliaron a ningún bando en particular, la situación se tornó caótica.
La guerra cristera significó otro periodo de violencia en la zona.
Actualmente, los huicholes siguen defendiendo sus tierras de los abusos e invasiones de mestizos, quienes ejercen una constante presión para apoderarse de los recursos de su territorio.
Lengua
El huichol está emparentado con el náhuatl, así como con el pima, el yaqui, el pueblo, el cora y el tepehuano, que forman parte de la familia yuto-azteca. Tanto el cora como el huichol forman un subgrupo dentro del grupo sonorense de la rama meridional. Los huicholes utilizan la expresión tewi niukiyari, que significa “palabras de la gente”, para designar a su propia lengua. El huichol contiene préstamos importantes del náhuatl y del español.
La destreza en la expresión es muy importante para su vida en colectividad. La lengua tiene también una dimensión sagrada, la cual se manifiesta en los cantos de Tsaurírrika (el cantador) y en las expresiones cifradas que ahí aparecen.
Salud
Los huicholes distinguen dos tipos de enfermedades: las originarias de la sierra y las traídas por los españoles. Las primeras son aquellas que forman parte de su cosmovisión y que requieren de la medicina tradicional para su curación; en cambio, las segundas deben ser tratadas con la medicina científica.
Para los huicholes, la enfermedad puede tener como causa la falta de responsabilidad hacia los dioses, el maleficio o el extravío del alma. En el primer caso, se deben dar ofrendas y cumplir con los requisitos exigidos por los dioses a través del mara’akame o shamán; cuando la enfermedad es originada por un maleficio, el mara’akame es quien “limpia” al enfermo con plumas, rociando humo de tabaco sobre su cuerpo y succionando con la boca el objeto extraño causante del mal.
Cuando el kupúri, parte del alma del individuo que se localiza en la parte superior de la cabeza, se extravía dejando a la persona en un estado grave, la función del mara’akame es buscar el kupúri para colocarlo en el lugar que le corresponde; en caso de que el kupúri sea robado por algún brujo, el mara’akame debe enfrentarse con él para recuperarlo.
Las enfermedades más comunes en la población son: infecciones gastrointestinales, respiratorias y de la piel; parasitosis, tuberculosis, problemas dentales, partos de alto riesgo y cáncer de matriz y mama. La desnutrición afecta a la mayoría de la población.
Vivienda
Gran parte de las casas están construidas con adobe, otras con piedras recubiertas de lodo y techos de paja. Hay viviendas de una sola habitación, la cual sirve de dormitorio y de cocina a la vez. En algunos lugares las casas tienen varias habitaciones.
En tiempo de calor, los huicholes tienden a dormir al aire libre o en las construcciones donde almacenan el grano. Junto a la vivienda se levantan pequeñas construcciones llamadas ririki, “casas de Dios”, que son pequeños templos de adobe dedicados a deidades y ancestros. Las viviendas se encuentran agrupadas en ranchos, que pueden ser habitados por una familia nuclear o extensa. Es frecuente que las jóvenes parejas vayan a vivir con la familia del hombre, aunque no se trata de una norma general.
Artesanías
Las formas de expresión artística de los huicholes reflejan sus sentimientos religiosos y son plasmadas en una gran variedad de objetos rituales-tradicionales, en los diseños de la ropa y en la construcción de templos e instrumentos musicales.
Otro tipo de expresión artística son los cuadros de estambre, que se elaboran sobre tablas de madera con cera, o las piezas que se trabajan formando figuras con chaquira sobre bules, violines, tortugas, etcétera. Estos trabajos artesanales se pueden clasificar en dos tipos: los que se elaboran con fines comerciales y los que reflejan vivencias religiosas.
Territorio, ecología y reproducción social
El territorio huichol ha sido clasificado en tres zonas macroecológicas. La primera es la franja costera que se extiende desde el norte de la laguna de aguas bravas hasta la zona de Varas, donde los huicholes van a trabajar como peones; la segunda comprende los valles y cerros cercanos a la región de Ruiz y Acaponeta, en Nayarit, y la tercera región corresponde al río Chapalagana, considerada como la más importante, pues en ella se concentra la mayoría de la población. La mayor parte de esta zona se localiza en el estado de Jalisco y en el este de Nayarit, abarcando las localidades de San Andrés Cohamiata, Guadalupe Ocotán, Santa Catarina Cuexcomatitlán, San Sebastián Teponahuaxtlán y Tuxpan de Bolaños.
Debido a la accidentada topografía, la región posee una amplia variedad de climas.
Las superficies cultivables son escasas debido a la inclinación del terreno. Las áreas boscosas de la región son, en su mayoría, explotadas por compañías del estado de Jalisco. La explotación forestal ha dado beneficios mínimos a la población local y ha incrementado la erosión de los suelos.
Las actividades productivas son básicamente para el autoconsumo: agricultura, pesca y caza. Los cultivos principales son el maíz, la calabaza, el amaranto, el frijol y el chile. Para labrar la tierra se sigue utilizando el sistema de estacas y cuando el terreno lo permite se trabaja con yunta de bueyes. Todas las tierras de labor son comunales.
Entre los huicholes hay una importante migración temporal: su vida religiosa, política y económica está organizada de tal modo que pueden trasladarse de un lugar a otro y regresar tiempo después. Hay asentamientos huicholes en Tepic, Calvillo, Fresnillo y Guadalajara, aunque no se puede precisar si son asentamientos permanentes o estacionales.
Organización social
El actual sistema de autoridades tradicionales de los huicholes es una mezcla de la organización prehispánica del grupo y de la impuesta por los misioneros.
Dentro de estas autoridades se encuentran los kawiteros (ancianos), quienes han cumplido con las obligaciones civiles y religiosas de la localidad, además de ser conocedores de la tradición del grupo, por lo que son las personas más respetadas de la comunidad.
Al kawitero le corresponde elegir a los funcionarios del gobierno tradicional, el cual se renueva cada año en una ceremonia de cambio de varas o bastones de mando que se realiza en enero.
Los gobiernos tradicionales se encuentran en San Andrés Cohamiata, San Sebastián Teponahuaxtlán, Tuxpan de Bolaños, Guadalupe Ocotán y Santa Catarina Cuexcomatitlán; aunque no en todas ellas se manifiesten con la misma fuerza las instituciones tradicionales.
El sistema de cargos está integrado por una serie de funcionarios encabezados por el tatoani o gobernador, cuya función principal es de carácter judicial, además de cumplir también un papel primordial en la toma de todo tipo de decisiones. Otros funcionarios son el juez o alcalde, los comisarios y los topiles, quienes cumplen funciones de mensajeros y policías y son dirigidos por un capitán. Existe, además, otra serie de cargos religiosos asignados a cada templo o tukipa.
En relación con la familia, los hijos se reconocen como descendientes de ambos progenitores, aunque destaca el lado paterno.
Cosmogonía y religión
Los huicholes tienen su propia concepción sobre su origen e historia, en donde la memoria colectiva se refiere a aquellos hechos que tienen una significación cósmica. Para ellos, la historia "cósmica o verdadera" se encuentra plasmada en los mitos, en el arte y en todas las manifestaciones simbólicas del pueblo.
Los mitos son el modelo de todas las acciones que tienen sentido en la sociedad; es por eso que el hulchol siembra, caza y participa en las mismas ceremonias de sus antepasados. Para él, el mundo tiene una dimensión sagrada que es considerada de gran poder y cuya manipulación está a cargo de especialistas como los mara’akate (plural de mara’akame), quienes por medio del sueño penetran en el mundo de los dioses estableciendo un nexo entre lo sagrado y lo profano.
Una de las características principales de su religión es la asociación que se da entre el maíz, el venado y el peyote. Su mitología en general hace referencia a estos elementos, por lo que los rituales, las fiestas, la organización material y temporal de la vida gira muchas veces alrededor de ellos. El maíz y el venado representan el sustento vital, en tanto que el peyote es el medio más importante para trascender el mundo
profano y la manifestación material más obvia de lo sagrado. Los dioses son considerados como antepasados, en tanto que los parientes muertos pueden llegar a ser semidivinizados. De esta manera, la muerte establece un lazo más con lo sagrado.
Fiestas
Las ceremonias más importantes de los huicholes están estrechamente relacionadas con el ciclo agrícola (maíz o peyote), con la vida política o con el ciclo cristiano. Una de ellas es la fiesta del maíz tostado, que es paralela al desmonte y quema de los terrenos. En este ritual se manifiesta la unión de los tres elementos centrales de su religión: el maíz, el venado y el peyote.
Otras fiestas que se llevan a cabo en la región son las que preceden a las lluvias, que están dedicadas a las diosas de la tierra, del maíz y del crecimiento. El mara’akame canta durante varias horas los mitos correspondientes.
Las fiestas de las primeras mazorcas tienen una gran importancia para la permanencia cultural de los huicholes, pues en ellas el mara’akame relata un viaje a la tierra de Wirikuta; de esta forma los niños, presentes en el ritual, interiorizan la geografía religiosa del grupo.
Durante la temporada de sequía se realiza la peregrinación a Wirikuta, la tierra del peyote, considerada como un lugar sagrado donde moran los dioses. El objetivo de la peregrinación es doble: recolectar peyote para las ceremonias y hallar a los dioses para “encontrar la vida”.
Las otras fiestas que celebran son las ceremonias sincréticas (ciclo cristiano) y las que están relacionadas con la organización política, principalmente con el cambio de varas.
Relaciones con otros pueblos
Podemos encontrar en el matrimonio un indicador de la forma en que los huicholes jerarquizan sus relaciones con otros pueblos indígenas.
Se espera que un huichol se case con un miembro del grupo o, por lo menos, que la pareja sea indígena. El matrimonio con mestizos es mal visto.
Hay relaciones cercanas con los coras, ya que con ellos tienen interacciones rituales importantes. Los huicholes abastecen de peyote a este grupo. En algunos casos, las relaciones con los tepehuanes han sido delicadas, pues se han suscitado conflictos en ciertas regiones por el uso de recursos o del territorio.
Las relaciones con los mestizos tienen distintas facetas; durante sus viajes al exterior, el huichol estrecha sus relaciones al entablar amistad y compadrazgo con ellos. Sin embargo, a nivel grupal, los huicholes desconfían de los mestizos por los abusos y despojos que éstos han cometido.

Huicholes Jalisco

“Los grandes adivinos”, “los peregrinos”, “la gente” son tan sólo algunos de los significados que se da al término “huicholes”.

Torres (2000) analiza algunos términos que posiblemente dieron origen al vocablo huichol. El término Xurute pudo ser uno de los primeros que se usó para designarlos. A estas dos denominaciones se suman las siguientes: Vitzurita, Usilique, Uzare, Guisol, Guisare y Visarca . Torres dice que esta última podría ser una deformación de huitcharika, adjetivo del idioma huichol que significa “agricultor”.

Este indicador es un punto medular dentro de lo que podríamos llamar su cosmovisión wixarika ya que reúne aspectos que definen a la cultura del mismo nombre . De acuerdo con Rajsbaum (1994), a este grupo indígena se le ha considerado como uno de los que opuso mayor resistencia a la conquista y, en la actualidad, al cambio de sus costumbres e ideología. A pesar de haber sido evangelizados tanto por los jesuitas como los franciscanos, los huicholes han mantenido su negativa a aceptar una nueva cultura, aunque han integrado ritos, y han retomado varios elementos católicos para sincretizarlos con su religión y enriquecerla, sin perturbar por ello el sentido fundamental de su cultura.

La marginación y pobreza características de las comunidades huicholas, han propiciado una intensa migración laboral, la cual ha contribuido al deterioro de la cultura tradicional. Actualmente, los huicholes ya han incorporado varios elementos de la cultura dominante a su idiosincrasia. Sin embargo, la integración de medios de comunicación masiva e, inclusive, la introducción de servicios como la electricidad, generan confusión y temor entre la población, pues se desconfía del impacto negativo que esto pueda ocasionar al afectar la forma de vida tradicional. Esta postura de ambivalencia ante la modernidad muestra la complejidad del proceso de cambio al que se enfrentan actualmente los huicholes.

La Lengua

La lengua materna es considerada elemento central de identidad. Durante el trabajo de campo no hubo alguna persona que no se remitiera a identificarse con ella. La lengua es reconocida como un elemento sagrado, pues a través del canto, ejecutado por “el cantador” (Tsaurirrika), se puede acceder a una dimensión mágica y mística. Por medio del canto se relatan las historias sagradas del pueblo wixarika , como las del maíz, el peyote y el venado. La lengua no sólo es reconocida como un instrumento de comunicación, sino como un elemento a través del cual se han transmitido, por varias generaciones, el conocimiento y la cultura huichola.

La lengua huichola está relacionada con el náhuatl, así como con las lenguas que forman parte de la familia yuto-azteca: yaqui, pima, pápago, cora y tepehuano. De éstas, la lengua cora es considerada la más cercana al huichol.

Según el Censo General de Población y Vivienda 2000, de los 39,259 HLI en el Estado de Jalisco, los hablantes de huichol sumaban 10,976, de los cuales, el 70.44% es población bilingüe y el 29.56% monolingüe. El gran porcentaje de población indígena que mantiene y practica su lengua materna es un indicador muy importante de la cohesión social que viven los huicholes y de la preservación de sus costumbres a través del idioma original.



Al observar más detalladamente las características de los hablantes de lengua indígena según su condición de habla y sexo, podemos advertir que el monolingüismo sigue predominando en las mujeres, debido a que es el hombre quien emigra con mayor frecuencia a las ciudades o al extranjero con objeto de obtener el sustento económico para su familia. El 55% de los hablantes de lengua indígena en el Estado son varones y tan sólo 45% de mujeres son bilingües (véase gráfica 2). Estas cifras nos hablan del grado de marginación en que permanecen las mujeres huicholas, quienes al no hablar español no pueden comunicarse con la población mestiza, es decir, con quienes tienen el control político, social o cultural de las comunidades indígenas.



Mitos

Este grupo étnico tiene una visión particular sobre su origen e historia, la cual conforma una memoria colectiva transmitida a través de sus relatos, de su arte y de sus representaciones simbólicas y cósmicas.

Dentro de la cosmogonía huichola los sueños tienen un gran significado para el desarrollo de la vida. L os sueños son el punto central de las actividades, ya que a través de ellos pueden saber cómo y cuándo hacer las cosas y, sobre todo, saber si éstas saldrán bien o no. Basándose en los sueños, los huicholes toman determinaciones como nombrar a sus autoridades tradicionales, dar un nombre a los niños después de cinco días de nacido, precisar el día que se hará la peregrinación a Wirikuta (Real de Catorce), determinar la fecha de sus fiestas tradicionales, etc.

Historia de cómo apareció el maíz de cada color

Cuando apareció el mundo no había maíz ni nada; entonces los personajes no estaban conformes porque no tenían que comer. Se reunieron para resolver el problema y planearon lo que iban a hacer. Después se fueron con Takutsi Nakawé . Allí, Takutsi Nakawé preguntó qué les faltaba; ellos se lo explicaron. Entonces Takutsi se levantó alrededor del fuego, con su bastón hacia el mar, y cayó maíz azul en su jícara sagrada; el maíz azul es el corazón del mar... Volvió a apuntar, ahora hacia donde sale el sol, y esta vez cayó maíz amarillo, el corazón del sol. Con el mismo bastón apuntó hacia arriba, donde habitan los dioses y la Virgen María; de allí salió el maíz blanco, el corazón de los dioses. Una vez más se levantó y apuntó hacia el cielo y nació el maíz rojo, que es el corazón de la vara sagrada. El quinto color de maíz fue el humeado, que es el corazón de Tatei Hauxatemai . La última vez, Takutsi Nakawé apuntó al centro del fuego y entonces cayó el maíz pinto, que ella misma entregó. (Salvador, 2002).

Forma de gobierno

Cada centro ceremonial del territorio huichol está representado por kawiteros , quienes integran el Consejo de Ancianos, compuesto por Marakames , “cantadores” y quienes hayan tenido la mayoría de los cargos de su comunidad. El gobernador tradicional es nombrado por la asamblea de la comunidad a través del Consejo de Ancianos. La decisión de quién será el elegido para portar la vara se basa en el sueño de los kawiteros , pues a través de éste les es revelado el nombre de su nueva autoridad .

Las autoridades tradicionales que se eligen son: un Tatohuani (gobernador), un Atikate (alcalde), un Akuatsine (alguacil), un Kapitan (capitán), un Tsakareti (sargento) y los topiles (policías). Los gobernantes elegidos se reúnen en la cabecera municipal y, de acuerdo con su comunidad, dan a conocer sus cargos al presidente municipal. Cada uno lleva una insignia de su jerarquía llamada vara o bastón de mando, que les da la característica de ser sagrados. Las varas de mando, más que un símbolo de autoridad, son deidades que cuidan, gobiernan y dan poder a quienes las portan.

Existe también la organización agraria, en la que se nombra de manera directa al presidente de bienes comunales, esta elección se hace a través del Consejo de Ancianos y el gobernador tradicional. Este cargo dura tres años.



El cargo cívico-religioso representa el sacrificio, la ofrenda, el deber y la responsabilidad del wixarika ante el costumbre . Impone una gran carga económica y social, pues aceptarlo implica diversos gastos. De cualquier manera, la mayoría acepta el compromiso por el valor, que ante la comunidad, representa.

Religión

Una de las particularidades de la religión huichola es la asociación que se da entre el maíz, el venado y el peyote. Estos elementos van de la mano y son reflejados en sus fiestas, vestido, ofrendas y rituales. El maíz y el venado representan el sustento vital, en tanto que el peyote es el medio para comunicarse con el mundo profano y la expresión material de lo sagrado.

Como en diversas religiones prehispánicas, los huicholes individualizan a sus dioses relacionándolos principalmente con fenómenos naturales: tierra-agua, fuego-aire. Puede asignárseles uno o varios símbolos, según la cosmogonía wixarika . Para ellos la palabra “Dios” abarca a Nuestra Madre Tierra, Nuestro Abuelo Fuego, Nuestro Padre, Nuestra Madre Lluvia, etc.

El kaliwey es el centro ceremonial o adoratorio. Éste muestra un tipo de arquitectura antigua que en la actualidad se sigue practicando. Su estructura es circular, hecha de piedra con techo de zacate, sin ventanas y totalmente oscura; ahí se encuentra el pasado y el futuro de los huicholes: es el lugar donde depositan sus ofrendas y llevan a cabo la celebración de sus fiestas y danzas tradicionales. Dentro del predio familiar es común ver un pequeño templo o adoratorio – Ririki –; éste forma una casita que también está hecha de piedra y zacate y mira al oeste; dentro de ella habitan los dioses antiguos y los huicholes celebran sus fiestas familiares.

Centros ceremoniales ubicados en las tres grandes comunidades de los municipios de Mezquitic y Bolaños.

• San Andrés Cohamiata
• San José Tzakutze
• San Miguel Kierimanawe
• Tecolotes Kwix+y+wi
• Popotita Ipizapa
• Las Guayabas Coyuaneme
• San Andrés Tunuwame
• Cohamiata Tseriakame
• Casa Real Tatekie
• San Sebastián y su anexo Tuxpan de Bolaños
• Santa Gertrudis Jayuca+ca
• Tierra Azul Muyuyuabi
• Tierra Morada tukipa Mukuxeta
• Ratontita T+kitsata
• Tuxpan de Bolaños Tutsipa
• Ocota de los Llanos Jukutsarie
• Techalotita Tsakuxapa
• Casa Real Wautia
• Santa Catarina
• Las Latas Keuruwit+a
• Pochotita Xawepa
• Santa Catarina Tuapurie
• Casa Real Santa Catarina El Puertecito
El Ciruelillo Kuaxapata

Lugares sagrados

• Wirukuta en Real de Catorce, San Luis Potosí
• Auxa-Manaka en San Bernardino, Durango
• Xapawiyeme en Chapala, Jalisco
Teakata en Santa Catarina, Jalisco

Vestimenta

La indumentaria que utiliza este grupo étnico varía de una región a otra y se elabora con un bordado muy detallado y vistoso, que muestra un diestro trabajo artesanal. En las comunidades, los hombres son quienes llevan bellos trajes bordados que sus esposas les confeccionan. Las mujeres huicholas poseen una gran habilidad para este tipo de trabajo y, socialmente, es bien visto que el hombre huichol porte el trabajo artesanal elaborado por su mujer. Como en otros grupos étnicos, los huicholes han ido perdiendo poco a poco la costumbre de portar el traje original, pero esto no indica que vayan perdiendo su identidad, pues la existencia y la práctica de otros elementos culturales la confirman.

El vestido tradicional del hombre consiste en Huerurri (calzón corto de manta con bordado en la parte inferior), Kamirra o Kutuni (camisa larga, abierta de los costados y bordada), sujeta con un Kuayame (faja ancha y gruesa) de la que cuelgan dos o varios Huakuri (morrales), y calzado Kakai (huaraches). El traje de la mujer se compone de Ihui (falda), Kutuni (camisa) y Rikuri (especie de capa formada por paliacates unidos por la parte de los costados).

Las Fiestas

El mundo mágico de los huicholes, como lo nombra Neurath (2000), se desarrolla principalmente durante las grandes fiestas y rituales. En éstos se realizan intercambios rituales de alimentos (tamales, pinole, caldo, atole, birria, tejuino, cerveza) que unen a los grupos entre sí y a toda la comunidad. La comida es aportada por diferentes familias y concentrada en un fondo común. En este fondo común se vuelve a distribuir entre todos, de manera tal que cada uno coma la comida de todos. Por otra parte, se preparan ofrendas de flechas, jícaras, velas y otros objetos, mismos que son untados con la sangre de los animales ritualmente sacrificados. Después de las fiestas se realizan peregrinaciones para entregar estas ofrendas a los lugares sagrados donde moran los antepasados deificados. Éstos se alimentan con las sangre y utilizan los objetos ofrendados como instrumentos mágicos para sus quehaceres divinos. En contraparte (contradon), los dioses se sacrifican en beneficio de la humanidad, transformándose en aquello que los seres vivos requieren. Ofrecen como su regalo más precioso el “agua bendita” de la lluvia.

Las fiestas que se celebran durante el año son: el cambio de varas, la purificación de las jícaras, Fiesta del Tambor, del Esquite, cambio de mayordomos, la Despedida del Maíz, Fiesta del Peyote, de la Semana Santa, de las Pachitas, del Toro, de la Limpia, de los Difuntos. Para llevarlas a cabo la gente se organiza por comunidad y por familia.

La Fiesta del Tambor comienza cuando se da la producción de elotes, calabaza, etc. Se llama, también, de los Niños, porque éstos son los anfitriones. La Fiesta del Esquite la celebran porque, según la tradición, no se debe tostar el maíz antes de bendecidlo. Esta bendición se hace con sangre de pescado, venado o res. Antes, la gente acostumbraba hacer esquite de maíz (que es la mezcla de maíz de color azul, morado, negro, rojo y amarillo, tostado en el comal); actualmente son pocas las personas que lo hacen, pero se sigue celebrando la fiesta. La Semana Santa es una festividad peculiar que varía según la comunidad donde se realice; en ella se combinan ritos prehispánicos y católicos.

El peyote, el venado y el maíz

El peyote o híkuri (Lophora williansii) es considerado el hermano mayor de los huicholes. A través del peyote los huicholes conocen y se ponen en contacto con el universo y todo lo que existe. Esta planta sagrada les muestra la calidad humana de las personas, su condición, su honestidad; además, les ayuda a obtener salud, éxito en la vida y a mejorar su relación familiar. La unión peyote-venado-maíz representa parte de su cosmogonía e identidad. Anualmente los jicareros llevan a cabo peregrinaciones a Wiricuta (Real de Catorce) en busca del peyote.

De acuerdo con Realpozo (2001), el peyote, el venado y el maíz representan a los dioses principales. El venado es un animal que se sacrifica para ofrendar su sangre. El peyote representa un venado cuando se le va a recolectar (cazar), entonces, a la vez, se convierte en peyote. Con el maíz se debe hacer una ceremonia, que in­cluye la sangre del venado y el peyote, entre otras ofrendas. La trilogía representa a los seres vivos del entorno y las actividades productivas, todas ligadas íntimamente a la caza, la colecta y la siembra. Según la mitología huichol, el maíz fue primero venado.

Marina Zavala, enfermera del Centro de Salud de San Miguel Huaixtita, Mezquitic, nos dice lo que para ella significa el peyote:

Representa mucho, refleja lo que somos (Wixarika); el maíz, el peyote y el venado van de la mano. Los colores del maíz morado, rosa, blanco y amarillito son los mismos colores de la flor del peyote. Cuando mi papá va a Real de Catorce y los hijos y la familia quieren apoyarlo para que le vaya bien en el camino, y pueda reencontrarse, tenemos que ayunar todo el día, hasta que se pone el sol. Por la noche se puede tomar sólo agua y comida sin sal. Esto no se hace en la casa, sino en el Kaliwey grande, donde todos se concentran, esperando a que regresen de Real de Catorce las personas que fueron a la peregrinación.

Cuando recibes el peyote, te haces muchas preguntas, piensas si la persona que lo trajo hizo un viaje largo, si sufrió, en cómo le fue. Es muy importante la pareja; en este caso la acompañante de mi papá tiene que depurarse, también la familia, tiene que estar esperándolo sin pecado; tienes que confesarte de todo lo que te acuerdes, de todo lo que hayas hecho, si tuviste un novio, si te acostaste o tuviste relaciones con él, si alguien te regaló cosas, si dijiste mentiras, en fin, tienes que deshacerte de todo el mal que hayas hecho porque si no haces eso, la persona que va por el peyote no lo va a encontrar, le va a ir mal; también, al momento de recibir el peyote en la ceremonia, te puedes poner mal y estás reflejando que no te preparaste. Desde que estamos chiquitos podemos comer el peyote, para nosotros es normal, son nuestras costumbres, sólo que a los niños se les da poca cantidad.

No se utiliza como droga. Recuerdo cuando estuve en la escuela: antes no era del gobierno y se educaba a través de los franciscanos; dentro de la escuela leíamos un poco y nada más, y al mismo tiempo nos evangelizaban. A mí me daba mucha tristeza porque nos decían que nuestros papás eran diablos y que si seguíamos las mismas costumbres seríamos iguales. Me ponía a pensar mucho en esto, porque hacía que nos confundiéramos, pero más adelante reaccioné y dije: pues es mi cultura, aquí vivo, no puedo perder mis raíces. Pudo haber gente que sí les creyó.

Música y danzas

Los huicholes utilizan varios instrumentos musicales, algunos de tipo arcaico como el tambor llamado tepo , otros llegados con la conquista y modificados para su adaptación a las exigencias musicales de sus nuevos usuarios; así nacieron el violín raweri y la guitarra kanari (Benzi, 1993).

Este grupo étnico elabora artesanalmente sus instrumentos musicales. Acompaña sus cánticos principalmente con un tambor primitivo y el huéhuetl; en sus ceremonias cristianas utilizan guitarras y violines hechos rudimentariamente por ellos mismos. Algunas fiestas y rituales paganos y cristianos son acompañados por las maracas, instrumentos que se emplean en la iniciación de los niños para la peregrinación del peyote, anunciando a los dioses la llegada de los pequeños peyoteros y acompañando musicalmente la expedición simbólica al país de los cactos.

El Ikuri, o danza del Venado, es una de las danzas más representativas y bellas de los huicholes. Esta danza recrea, con estilo artístico y mágico, la caza del venado, simulando con una cabeza del animal y diversas coreografías representadas por hombres y mujeres de las comunidades huicholas, las persecuciones, huidas, forcejeos y embestidas que implica esta cacería.

La Danza del Toro o de la Cosecha presenta una visible influencia mestiza. Se baila en la festividad dedicada a Nüarihuame o “El Mandadero”, denominado de este modo porque con él mandan los demás dioses los castigos. Él es uno de los cuatro dioses que ocupan los puntos cardinales y a quien se ofrecen las primeras mazorcas antes de iniciar la recolección total del maíz. La Fiesta del Toro se inicia con la compra del animal, y para realizarla se llevan a cabo preparativos materiales y espirituales. La danza se inicia después del sacrificio del becerro y de su desaparición. Los cuernos del toro, adornos de flores de papel y diversas ofrendas se utilizan en el baile, en el que el toro simula luchar, bramar y rasgar con los pies, entre los participantes del baile. Al final quedan en escena el toro y una mujer, quien se encuentra desprotegida y lanza gritos de pavor, hasta lograr esconderse, mientras el toro termina el acto embistiendo a los presentes.

La Danza de la Siembra se lleva a cabo para bendecir la semilla, sacralizar la tierra que va a sembrarse y pedir que el duro maíz, que será casi su único alimento, les sea provechoso y no les haga daño. El baile, como todos los bailes rituales de los huicholes, se repite durante la noche cinco veces, dándose por terminada la fiesta con un saludo de mano al maracame, al que todo le dan las gracias, le piden disculpas por haberlo desvelado y le recuerdan que sólo dedicándose al servicio de los dioses en la forma en que lo hace, los dioses le seguirán comunicando lo que es bueno para los huicholes.

Otra danza importante es la del Peyote, la cual se realiza en la Fiesta del Peyote, ritualizando el poder y la importancia que tiene el peyote en la cultura de los huicholes. En esta danza es muy relevante y simbólico el significado de las evoluciones que se llevan a cabo: representan la movilidad de la flor cuando se ha ingerido el peyote; cómo ésta se cierra para que no la vean los que están en pecado y cómo se abre para los limpios de corazón y, finalmente, representa cómo la flor se incorpora al pueblo huichol. (Palafox Vargas, 1993).

La instrumentación wixarika se integra principalmente con cuerdas y percusiones. En la producción musical wixarika es importante el aspecto tonal, la afinación local, el ritmo de sus sones y cantos, con sus aportes melódicos peculiares.

Cosmogonía y religión

La mitología ocupa un lugar central en la vida de los huicholes. Para comprender lo que esto significa es conveniente distinguir algunas de las características que han sido señaladas en los estudios sobre el tema y que se aplican también a los huicholes.

El mito ha sido señalado como lo opuesto a la historia. Esta ultima se ocupa de los acontecimientos que se suceden a través del tiempo, reflexiona sobre el cambio. En contraste, el mito desecha precisamente todo aquello que sucede en el transcurrir del tiempo, es la expresión de lo que sucede en la eternidad, en aquella dimensión en que las cosas permanecen. Esta eternidad puede ser explicada como un tiempo sagrado que es diferente al tiempo en que transcurren nuestras vidas; mientras el tiempo profano es perecedero e irrepetible, el tiempo sagrado es circular (si es que se puede usar una metáfora geométrica), ya que lo que ocurrió en el pasado continua sucediendo ahora. Todos los eventos realmente importantes ocurren en el tiempo mítico y no en el de nuestra historia. En el mundo de los mitos (que es también el mundo de los dioses) esta concentrada toda la fuerza sagrada que impregna y que mantiene al mundo profano. Se puede decir que este mundo mítico es un aspecto de nuestro mundo y su sustrato.

Por medio de los ritos, pero no sólo por medio de estos, el huichol revive este tiempo sagrado, hace resurgir de las cosas su dimensión divina.

Como el mito es una parte fundamental de la relación que el huichol establece con el cosmos, no se le puede reducir a los pequeños relatos que aparecen en la bibliografía, o a lo que aquí presentamos como "mitos". En realidad, la transmisión de estos se efectúa en aquellas ocasiones que se establece un dialogo con los dioses, sean o no rituales. En sus sueños, el mara'akame penetra en el mundo de los dioses y establece un nexo entre lo profano y lo sagrado; en su canto revive los mitos, y los hombres observan y participan en esta vivencia. El mito es, mas que relato, experiencia. Es por esto que en el canto, una de las formas mas comunes en que aparece el mito en forma de lenguaje, puede parecer incomprensible para aquel que no este participando con su alma en la interacción con los dioses.

Los mitos son también el modelo de todas las acciones que tienen un sentido para la sociedad, explican el origen de todas las prácticas significativas, y sirven también como modelo a imitar. Es así que el huichol siembra como lo hicieron sus dioses o antepasados, caza venados como ellos, participa en las mismas ceremonias e incluso comete errores y maldades ya cometidos en los tiempos antiguos, y es castigado al igual que aquellos. Los mitos también dan cuenta de la naturaleza: como el zopilote ayudó al venado a escapar de una cacería, los dioses le clavaron una flecha en el pico, de ahí que lo tenga agujerado. El conejo tiene pequeña la cola porque cuando el Sol salió por primera vez se dio la vuelta para escapar del tremendo calor, sin embargo, no pudo evitar que se le chamuscara el rabo.

El acervo mítico de los huicholes es enorme. Además de la gran cantidad de historias que conoce cada miembro de la comunidad, existen variaciones importantes entre las distintas regiones de la sierra. Por otro lado, es común encontrar matices incluso dentro de una misma comunidad. Como ejemplo presentamos un relato mítico originario de San Andrés Cohamiata.

Como salieron algunos dioses del mar


Cuando no había Sol y no se veía nada, Kauyumari estuvo cantando toda la noche en San Blas, agarró el imarri, y sembró algunas semillitas en la tierra. Después de cinco días salieron unas orejas de venado, cinco días después nació un bule chiquito; Kauyumari lo quitó y lo corto a la mitad, entonces hizo una jicara para los kakauyares (los dioses), para llevarla a las cuevas. Como no sucedió nada, fue otra vez a cantar toda la noche para ver que le indicaban los dioses. A las seis de la mañana agarró agua de Aramara (la diosa del océano Pacifico), y en una jicarita con cinco chaquiras hizo un venado chiquito y un huichol. Como ahora si iba a servir la jicarita, la llevó a la cueva y cantó toda la noche. Al día siguiente agarró maíz de cada uno de los cinco colores: blanco azul, rojo, amarillo y moteado y lo sembró. De estos nacieron las distintas formas en que existe el maíz: grande, chica, seca, listo para pizcar y amontonado para la casa. Ahora si ya servia para los kakauyares, así que Kauyumari hizo otra jicarita con cada uno de estos tipos de maíz para llevarlo a la cueva. A las seis de la mañana del día siguiente, un mosquito vino al cerro donde vivía Kauyumari, del mosquito hizo cera de Campeche y con esta formó una vela chiquita y bonita que puso sobre la jicara junto con el maíz. Entonces Kauyumari se fue a cantar toda la noche para ver que decían los kakauyares, para ver que decía el maíz, y entonces salieron del mar los dioses de los siete kalihueys (templos) de San Andrés. (Relatado por Pablo Carrillo.)


El mito en el canto del shaman


Los siguientes párrafos, cantados por el mara'akame durante la peregrinación a Wirikuta, se refieren a una parte del mito del Sol, en la cual trata de cómo un niño fue sacrificado en la hoguera para

convertirse en el astro solar. Los versos seleccionados relatan cómo los dioses eligen al niño que será sacrificado, los juegos de este con una flecha, cómo es arrojado al fuego, su ruego de ser esperado a que salga y cómo se enfermaron los antepasados por el humo que salió de la hoguera cuando saltó el niño. Aquí se puede observar la forma y el estilo en que aparecen los mitos cuando son cantados:



A ese tendrán que pedir,
mis dioses, mis ancestros
es que, es que ahí decía
es que, es que ahí decía
así es que ya así
ahí es que ya así
diciendo así a ellos se dirigió
a sus ancestros se dirigió
diciendo así se dirigió a ellos.

Así es que ya así,
que para ellos nada era difícil,
ahí a un niño tuvieron que pedir.

Ahí es que ya así,
ahí es que ya así,
yo que si pude saber
ahí estaba allá abajo ya así,
el que sus flechas juntó de nuevo
sus flechas juntó para jugarlo.

Así es que jugaba,
cómo pues jugaba:
a ver, voy a intentar
a ver si doy al blanco
así dijo el niño.

Así es que ya así,
"mis dioses, mis ancestros donde están,
no piensen mal,
diciendo así por su derecha saltó,
por su izquierda saltó,
hacia Palitekia saltó,

Así es que ya así
mis dioses mis ancestros
sus plumas le habían puesto,
a su centro tiró el salto.

Así es que ya así,
humo salió
así es que los mató,
mis dioses mis ancestros.

Así lo dijo:
"Ahí deben estar informados
cuando se cumpla mi día,
nomás por ahí se fue.
"No es que vaya yo a perderme,
mis ancestros, así juntos estemos."
Apenas dijo eso y por ahí se fue.

Ahí ahí les hizo el mal,
dolor de pecho les pegó
a mis dioses, a mis ancestros.

Conceptos fundamentales de la religión


La idea de que existe una cierta cualidad que trasciende nuestro mundo profano permea la religión y la concepción de la vida de los huicholes. Para denominar esta cualidad en español, los huicholes utilizan la palabra Sagrado", sin embargo, el significado que dan a la palabra no es exactamente el mismo que nosotros le adjudicaríamos. "Sagrado" quiere decir para ellos poderoso, extraño, trascendental. La cualidad sacra puede encarnar en cualquier objeto físico o ser vivo. Lo sagrado es peligroso por su enorme poder. En el mito del fuego, podemos apreciar la sacralidad de este elemento en el hecho de que cuando nació incendió toda la tierra, y lo mismo sucedió con el Sol. Como esta cualidad es tan peligrosa, es preciso hacer ritos especiales, ya sea para entrar en contacto con ella o para regresar al mundo profano. De hecho, es necesario controlar lo sagrado de modo que no se torne perjudicial. Es por eso que a Tatevari se le llevan tantas ofrendas y se le hacen ritos. Nadie se debe acercar a los lugares sagrados sin estar debidamente preparado. No se debe comer maíz hasta que su sacralidad haya sido aplacada por medio de la ceremonia correspondiente.

El mundo sagrado por excelencia es el mundo de los mitos y de los dioses, y todo lo que entre en contacto con ellos es sagrado también, como los encargados de cuidar los objetos del culto en los templos, los mara'akame durante las ceremonias, o los peyoteros que participan en la peregrinación a Wirikuta. Existen estados anímicos que facilitan este contacto porque, hasta cierto punto, a través de ellos se participa de lo sagrado: la embriaguez, la pureza sexual, la abstinencia de comida y de sal. Aquellos que desean ser shamanes, por ejemplo, intentan guardar fidelidad a sus mujeres durante el periodo de aprendizaje. Cuando un huichol va a hablar de su religión, comúnmente toma antes un trago de licor para prepararse.

Lo sagrado es, entonces, muy beneficioso para aquel que lo sabe manejar, ya que le da un enorme poder, o terriblemente perjudicial para el que no esta preparado, porque puede incluso poner en peligro su vida. El mara'akame es aquel que ha aprendido a penetrar en el mundo sagrado y a manipular estas fuerzas y ha logrado resultados positivos para el y su comunidad.

Para el huichol, la asociación entre el maíz, .el venado y el peyote tiene una gran significación religiosa; la mitología es rica en narraciones sobre el tema, los rituales y las fiestas muchas veces giran en torno a los mismos. Esta característica es una de las principales de su religión.

Según la mitología, durante la primera cacería del venado que se llevó a cabo en Wirikuta, las huellas de la presa se convirtieron en peyotes; asimismo, las astas molidas y diluidas se transformaron en la bebida que preparan los huicholes mezclando el cacto y agua. En los tiempos antiguos, cuando brotó el maíz, este lloró como un venado y después como un niño. Aquellos que participan en la peregrinación de recolecta del peyote tienen que cazar venados y sólo así estarán listos para participar en la ceremonia del maíz quemado. Para los huicholes, el maíz, el venado y el peyote son lo mismo a pesar de ser diferentes. También encuentran un lazo simbólico entre las serpientes y el agua o entre los pájaros y el Sol; sin embargo, el complejo maiz-venado-peyote es el mas importante de todos, no sólo en la mitología y el ritual, sino también en la organización material y temporal de la vida humana. El maíz siempre ha sido el alimento principal de estas comunidades; en tanto que la caza del venado, además de brindar la carne mas sustanciosa que consumen, representa la actividad mas importante de este grupo que, hasta la actualidad, sigue conservando algunas características de nomadismo.

Si el maíz y el venado sirven para alimentar, el peyote es la carne de los dioses, el medio mas importante para trascender el mundo profano, y la manifestación mas evidente de lo sagrado en algún elemento material. Todos ellos representan la vida y su sustento.

Mas que creaciones, lo que aparece constantemente en los relatos mitológicos de los huicholes, son transformaciones. La perrita de Watakame se transforma en mujer; Kauyumari, el mensajero de los dioses es un venado, pero a veces niño; el Sol también era un niño antes de transformarse por el fuego. Las historias versan siempre sobre los cambios que sufren los personajes que en ellas participan. No existe una división clara entre una cosa y la otra: los dioses pueden habitar en muchos lugares simultáneamente. El mundo de los dioses se parece a la naturaleza en la cual son adorados; en ella hay siempre cambio, y los fenómenos son a veces algo y a veces otra cosa.

Existe un constante intercambio referencial entre los elementos. Sin embargo, la cultura ofrece un instrumento conceptual que ayuda a ligar todas aquellas cosas que están bien hechas y completas en una categoría común. El numero cinco cumple con esa función. Todo ciclo cumplido, todo elemento compuesto de distintas partes y al cual no le falta nada, serán caracterizados por este numero. Cinco son los colores del maíz y cinco sus distintas formas, existen cinco mares, cinco direcciones en el mundo y cinco gobiernos huicholes. A pesar de la heterogeneidad del universo, de los tiempos, de las regiones, de la gente, de los animales y de las cosas, estos pueden compartir la cualidad de la plenitud siempre y cuando estén completos, cualidad representada por el numero cinco.

Como ya se ha dicho, los dioses también son llamados "antepasados,. Es común que sean designados con algún termino familiar: el padre Sol, nuestro abuelo fuego, el bisabuelo cola de venado, nuestras madres del agua, nuestra madre Tierra, nuestra bisabuela crecimiento, etcétera. Existen dioses mas antiguos y otros que lo son menos, así también varia su importancia. No hay una diferenciación clara entre aquellos seres que vivieron antes del diluvio, animales y humanos a la vez, de aquéllos que vivieron después de este. Las familias construyen ririkis (pequeños santuarios donde se guardan los objetos rituales) a sus muertos y a sus dioses, de manera que los antepasados directos pueden llegar a ser semidivinizados, a semejanza de los antepasados míticos. Es así que los huicholes viven integrados en este mundo sagrado, ya que no sólo conviven con el a través de una gran variedad de experiencias místicas, sino que establecen relaciones de parentesco muy reales entre uno y otro mundo. La muerte representa, así, un lazo mas con lo sagrado.

La concepción que tienen los huicholes de la muerte es hasta cierto punto semejante a la de otros grupos mesoamericanos incluyendo a los antiguos aztecas. Cuando alguien muere, su alma realiza un viaje difícil y lleno de pruebas. La familia sigue el devenir de este a través del relato del mara'akame, que se mantiene observando todo. La primera parte de la ceremonia es una travesía que el difunto hace a través de su vida, la revive desde su nacimiento incluyendo todo lo que pasó, su niñez, sus trabajos, sus pecados, su matrimonio, etcétera. El mara'akame relata a los familiares todo lo que esta sucediendo, así que ellos pueden recordar al ausente. Después comienza el trayecto difícil. El alma llega a un camino que se bifurca; el lado derecho es para aquellos que se portaron bien durante su vida, el izquierdo, para los que hicieron muchas cosas malas y para los mexicanos. Aquellos que toman el ultimo camino son castigados y purificados de muchas maneras: sumergidos en aguas hirvientes o quemados en el fuego; ya sean hombres o mujeres tienen que cargar todos los genitales de las personas con las que cometieron adulterio; hay que cruzar entre montañas y rocas que chocan. Después de esto pueden regresar y pasar al camino del lado derecho.

Aquí comienzan las pruebas por las que tienen que pasar todos los individuos. El difunto se encuentra con un estanque que debe cruzar. Sin embargo, hay un perro que lo cuida, si el muerto fue malo el perro lo podrá atacar. Es por eso que los huicholes llevan ya sea tortillas para distraerlo, o un palo para golpearlo. El camino es agotador, debido a que la carga de los genitales es muy pesada. Después de atravesar la primera prueba, el hombre se encontrara con todos los animales a los que les hizo daño, los cuales se vengaran mordiéndolo y pateándolo. Si comió carne de tlacuache, animal sagrado que robó el fuego y que por lo tanto debe ser respetado, caerá en una trampa y será aplastado por una roca.

Cuando termina de pasar todas las pruebas, el difunto llega a donde están otros muertos y antepasados suyos esperándolo con alegría. Alrededor de un árbol hacen una fiesta en la que todos bailan y toman mucho tejuino. Cuando ya están todos borrachos, el mara'akame aprovecha para acercarse y atrapar al muerto, el cual esta tan divertido que no quiere regresar. De cualquier modo el mara'akame lo arrastra ayudado de un espíritu, y entre ambos lo llevan hasta su familia, que lo esta esperando con comida, tabaco y todo lo que le gustaba al difunto. Los familiares lloran y lo saludan. Después de un tiempo, el muerto y la familia lloran y se despiden, porque ha llegado el tiempo de la ultima partida. De cualquier forma, los vivos no pierden contacto con el muerto, ya sea porque este vuelva después de cinco anos convertido en cristal de roca, o porque permanezca en el rancho de los muertos; los familiares siempre podrán entrar al ririki para adorarlo y dirigirse a él.

HUICHOLES (WIRRARITARI).

La población

EI nombre con el que se autodenomina esta etnia es wirraritari, en plural, y wirrarika, en singular, que se traduce como doctores o doctor, aludiendo a la alta proporción de éstos en el pueblo huichol. Su lengua está emparentada con el náhuatl, así como con otras lenguas indígenas de los desiertos norteamericanos y de la sierra Madre Occidental, como el pima, yaqui, tepehuano y, particularmente, el cora, todos los cuales forman parte de la familia Yuto-Azteca. Para designar su propio idioma utilizan la expresión tewiniukiyari, que significa "la palabra de la gente". El sentido metafórico del habla huichola resulta relevante en el ámbito de lo sagrado, así como en la vida pública, cuestión que distingue del común a sus autoridades tradicionales y terapeutas. La zona geográfica habitada por los wirraritari, llamada por ellos región huicot, se encuentra situada en un territorio casi cuadrangular en los estados de Jalisco y Nayarit, área que comprende cinco grandes comunidades que funcionan como centros religiosos y políticos del grupo: en Jalisco, Tuxpan de Bolaños, San Sebastián Teponahuatla, Santa Catarina Cuexcomatitlán y San Andrés Cohamiata; y en Nayarit, Guadalupe Ocotán. Vale la pena mencionar un núcleo huichol numeroso que habita en el barrio de Tepic, además de algunos asentamientos dispersos en los estados de Durango y Zacatecas. De acuerdo al XI Censo general de población y vivienda (1990), se registró una población huichola de 23 806 individuos a nivel nacional, de los cuales 4 443 entran en un rango de cero a cuatro años dé edad, y 19 363 de cinco años y más. De estos últimos, se censaron 9 073 hablantes de huichol en Jalisco, 8 697 en Nayarit, 953 en Durango y 109 en Zacatecas. Sin embargo, según estimaciones de la oficina de Procuración de Justicia del INI, sólo para Jalisco se detectó la existencia aproximada de 17 000 huicholes: 5 000 en San Andrés Cohamiata, 5 000 en Santa Catarina Cuexcomatitlán, 5 000 en San Sebastián Teponahuatla y 2 000 en Tuxpan de Bolaños. La región huicot es atravesada por la sierra Madre Occidental y constituye una de las regiones del país más aisladas, ya que cuenta con elevaciones que van desde 1 000 a 3 000 msnm, en contraste con las profundas barrancas que hacen difícil su acceso.

El clima de la región varía de acuerdo con la altura, en las zonas bajas puede llegar a ser muy cálido, mientras que en las partes altas suele nevar durante el invierno. Las lluvias, que se caracterizan por ser fuertes y repentinas, se presentan en los meses de junio a noviembre; el resto del año es extremadamente seco. Las actividades productivas están en función de la fisiografía que presenta la región; con este criterio se distinguen cinco subregiones.

1) Las partes bajas de la sierra, donde el clima es cálido y las condiciones de vida son difíciles por la abundancia de moscos, alacranes, serpientes y otras alimañas; sin embargo, los huicholes visitan esta zona con fines religiosos así como para pescar, aunque no existe allí población establecida.

2) Las faldas bajas y medias de las barrancas, cuyas tierras cultivables son habitadas durante la temporada agrícola, aunque las condiciones climáticas siguen siendo poco favorables.

3) La zona de las intrabarrancas, que es la más poblada y donde se encuentran los centros religiosos y políticos; sus mesetas y terrenos planos presentan condiciones favorables para las labores agrícolas.

4) La zona de montes altos, con una pequeña población permanente, que cuenta con pastizales que son utilizados durante la temporada de lluvias cuando el ganado no puede pastar en las mesetas de la intrabarranca.

5) La subregión de la sierra alta, considerada la más problemática para la vida huichola, ya que es donde se concentra la mayor cantidad de mestizos; esta zona, en laque existen pocos asentamientos, es aprovechada casi exclusivamente para la cacería.

Las actividades productivas son fundamentalmente de autoconsumo. Los cultivos más importantes son: el maíz la calabaza, el amaranto, el frijol y el chile; en algunos terrenos, la presencia de ciertos frutales forma parte de la producción. Debido a las condiciones orográficas de la región, las vías de comunicación terrestre son escasas; no existen carreteras pavimentadas, razón por la cual la comercialización de los productos es poco viable. Existen pistas de aterrizaje en varias localidades, con vuelos más o menos regulares, y avionetas privadas que pueden ser contratadas desde Tepic o Guadalajara para realizar viajes especiales. Las formas de comunicación más rápidas son los mensajes que lleva la gente que entra y sale de la sierra, o el servicio de radiotelefonía rural. Las únicas localidades que cuentan con el servicio de energía eléctrica son San Andrés, Tuxpan y Guadalupe Ocotán, cuyas plantas funcionan dos o tres horas durante la noche para el alumbrado público. No existen instalaciones de agua entubada, y el poco líquido disponible es extraído de pozos y manantiales que se encuentran en los cerros. El patrón de asentamiento de la etnia huichola es disperso, pues aparte de las cinco comunidades grandes antes mencionadas, se calcula la existencia de más de 400 rancherías satélites asentadas en un área de 4 107 Km2, algunas de las cuales funcionan solamente durante las temporadas de trabajo agrícola.

Generalmente, las casas están agrupadas en pequeños ranchos que forman placitas; en cada ranchería puede habitar desde una familia nuclear hasta una familia extensa. La mayoría de las casas son de adobe, aunque existen también de piedra recubierta con lodo y techo de paja, Por lo común, son muy pequeñas y el mobiliario es escaso.

En algunos lugares es posible encontrar casas con más de una estancia y unas pequeñas construcciones llamadas ririki, "casas de dios", que cumplen la función de adoratorio dedicado a las deidades importantes de la familia, así como a sus antepasados.

Los servicios médicos son insuficientes. Existen unidades rurales del Seguro Social y de la Secretaría de Salud en diversas partes de la sierra; sin embargo, las condiciones de vida son tan difíciles que ahuyentan a la mayoría de los pasantes que prestan su servicio médico, por lo que es muy frecuente encontrar clínicas desocupadas. Las causas de demanda de atención más comunes son: infecciones gastrointestinales, parasitosis, infecciones respiratorias, tuberculosis, infecciones de la piel, problemas dentales, partos de alto riesgo y cáncer de matriz y mamas.

En el ámbito de la medicina tradicional, un grupo de terapeutas huicholes está agrupado en la Organización de Médicos Tradicionales de los Estados de Nayarit-Jalisco (OMTENJ), fundada en 1990 y con sede en Tepic, Nayarit; esta organización cuenta con más de 80 curanderos de Mezquitic y Bolaños, Jalisco; y de los municipios de Ruiz, Rosamorada, Acaponeta, Huajicori, La Yesca, El Nayar y Tepic, del estado de Nayarit.

Cabe destacar que en la cultura wirrarika, la mitología ocupa un papel fundamental en la vida cotidiana, política y ceremonial, cuestión que se manifiesta especialmente en sus actividades agrícolas, en la caza y en la salud. Por medio de los relatos míticos trasmitidos por el cantor, se establece un diálogo con los dioses y se revive lo ocurrido en el tiempo sagrado.

Estos cantos constituyen un modelo de normas sociales a seguir, y la explicación simbólica de los fenómenos naturales y de todo lo que ocurre en el mundo terrenal. Es así que los huicholes son fieles seguidores de las tradiciones, siembran y cazan, tal y como lo hicieron sus dioses o antepasados, participan en las mismas ceremonias e, incluso, cometen los mismos errores y maldades que sus ancestros por lo que, desde luego, son igualmente castigados.

Asimismo, encuentran explicación al origen de los astros, el mundo, el fuego, el agua, los animales, las plantas y las enfermedades, así como el porqué de las peculiaridades de los componentes de su entorno.

Sus deidades son poderosas y, por ende peligrosas, por lo que hay que mantener buenas relaciones y agradarlas mediante ofrendas y rituales especiales. También suele llamárseles "antepasados" y designárseles con un término de parentesco: el padre sol, nuestro abuelo fuego, el bisabuelo cola de venado, nuestras madres del agua, nuestra madre tierra.

El maíz, el venado y el peyote son tres elementos a los que se hace constante referencia en la mitología, y alrededor de los cuales gira un importante número de sus fiestas y ceremonias. Los dos primeros representan el sustento del hombre huichol, mientras que el peyote, cacto alucinógeno, es la carne y el alimento de los dioses, el intermediario entre el hombre y las deidades.

Dentro de las principales ceremonias destacan las relacionadas con el ciclo agrícola, en donde quedan además incluidas la peregrinación a Wirikuta y la cacería del venado; ambas ponen de relieve los rasgos nómadas que aún perviven en el pueblo huichol.

Tomado de:

http://www.medicinatradicionalmexicana.unam.mx/pueblos.php?l=2&t=huichol&mo=&demanda=&orden=&v=

Magia Huichol - Rito Aborigen

El arte huichol, surgido de la religiosidad de un pueblo, en una interesante confluencia con el arte de los aborígenes australianos y su relación simbiótica con la naturaleza y sus elementos, es el tema de la Exposición Magia Huichol. Rito Aborigen, que presenta el Museo de Arte Popular (MAP), en colaboración con la Embajada de Australia en México.
De una belleza enigmática, el arte de los huicholes esconde simbolismos insospechados en sus formas, técnicas y materiales, que nos trasladan por caminos míticos a un universo en donde la creación artística adquiere una dimensión cosmogónica.

Mientras que, para los aborígenes australianos, la creación y ordenación del mundo, naturaleza y hombre, es la relación simbiótica que impregna todos los aspectos de su vida y mitología, además de convertirse en fuente de inspiración al realizar sus obras.

Los mitos, símbolos, religiosidad y vida cotidiana de ambos pueblos, se encuentran plasmados en alrededor de 60 piezas de obra gráfica, que el público puede admirar del 28 de febrero al 29 de marzo, en el MAP.



Estos dos proyectos nos confirman que el humano tiene las mismas inquietudes frente a la vida, por encima de su color, credo o nacionalidad.

Las obras del arte huichol continúan la tradición pictórica de los códices prehispánicos, preservan la antigüedad americana sin mayores rupturas ideológicas y se expresan con un lenguaje contemporáneo que trasciende la imitación de lo prehispánico.
Con frecuencia, el arte huichol ha sido caracterizado como arte chamánico por la presencia del peyote u otras plantas alucinógenas en la iconografía. Ciertas obras del arte huichol sí tienen características rituales y chamánicas, pero no por el contexto de su uso, sino porque son producto de la búsqueda de visiones del artista. A diferencia de las piezas que pertenecen al arte ritual, estos cuadros no se ofrendan en cuevas sagradas ni se usan durante las ceremonias, sino que se exponen y se coleccionan.

Según la religión huichola, la forma interior de las cosas, la existencia ordenada y estructurada, la luz, el retoño, no son algo dado, sino que requieren una búsqueda continua por parte del artista. Sin este esfuerzo solo quedarían la oscuridad y el caos. La labor del artista, que es diferente a la del chamán, forma parte de este camino.

Los wixaricá, conocidos como huicholes, son un grupo indígena que se asienta en la Sierra Madre Occidental, principalmente en los estados de Jalisco y Nayarit, México.

Arte que perdura, técnicas ancestrales que han sobrevivido no solo al paso del tiempo, sino también a la colonización y su intento de imponer la cultura cristiana; esto es lo que podemos observar hoy en día en la Isla Mua, al norte de Australia, donde un grupo de artistas ha conformado una comunidad que intenta mostrar al mundo sus orígenes y sabiduría ancestrales.

Máscaras, héroes, villanos y brujas aparecen reproducidos en linóleo por estos artistas. Todos y cada uno de estos elementos jugaban un papel preponderante en la vida de los isleños, confluían en un mundo lleno de magia y supersticiones; mediante las cuales descubrían su camino en la vida, al ponerse en contacto con sus antepasados, sus dioses y la naturaleza.

Leyendas que retratan las más grandes alegrías o los más crudos horrores; todo es detalladamente plasmado en estas obras.

En ciertas historias se cuenta de hombres valientes que salen adelante con sus armas, en otras tantas podemos observar íconos religiosos con supuestos poderes mágicos protectores; una buena cantidad de obras nos permiten vislumbrar objetos rituales utilizados en ceremonias secretas, o bien reproducen dichas prácticas religiosas.

Los procesos de cambio y la globalización han permitido a los indígenas de diversos continentes acceder a las técnicas artísticas occidentales, lo que posibilita experiencias como las que se muestran en Magia Huichol. Rito Aborigen. Australia / México, dando frutos tan interesantes como estas dos series de grabados, en que los artistas relatan gráficamente los ritos de iniciación y los objetos rituales, así como los viajes a sus lugares sagrados, donde hombre y entorno son uno solo, y lo añejo se funde en una visión contemporánea.

Huicholes, artesanos místicos (Nayarit)

Texto: Juan Manuel Bermejo.....
Martín de la Cruz describe uno de sus cuadros de estambre; su hijo, Emilio, lo escribió al dictado sobre la madera: “Aquí vemos cuando es sacrificado el venado para la ceremonia donde el chamán tiene la obligación del sacrificio para pagar su mando a los demás, ya que junto con su familia hacen la fiesta y llevan las ofrendas a la cueva sagrada donde el espíritu de los dioses baja. Que eso aquí lo vemos y así es el huichol”. Así es el huichol, un artesano místico cuyas obras muestran, mediante una compleja simbología, lo más profundo de las experiencias religiosas que marcan el ciclo de la vida cotidiana.

Padre e hijo viven en la colonia Zitacua, sobre un cerro que domina los alrededores de Tepic. Casi la totalidad de los aproximadamente 300 hombres y mujeres que viven aquí se dedica a la artesanía, que la falta de tierra cultivable convierte en la actividad básica de la colonia, aunque la agricultura sigue marcando el ritmo para estos huicholes trasladados a la gran la urbe.

Es época de cosecha de la milpa y la comunidad celebra la fiesta del tejuino alrededor del kalihuey o templo; animado por esta bebida de maíz fermentado, el grupo charla en huichol.

FIGURAR LO SOÑADO

Conocemos a Lucio Ramírez, artesano y ayudante del marakame –cantador–, que debido a sus funciones viste el traje tradicional. Él y su esposa trabajan la chaquira utilizando diminutas cuentas de vidrio para decorar las jícaras de calabaza en las que se realizan las ofrendas.

El maestro Martín de la Cruz abandona por un momento la celebración para mostrarnos orgulloso la obra en la que está trabajando: “Lo que hago es figurar lo que he soñado –y ríe–, cuando me acuerdo...” Sobre la cera Martín pega el estambre rojo con sus manos perfilando los cuernos de venado que rematan la cabeza del chamán. Le acompañan sus ayudantes y bajo sus pies aparecen los ojos de Dios que portan los niños en las fiestas. Alrededor de esta escena, muy similar a la que aún se desarrolla a escasos metros, toma forma el ensueño de Martín. Los venados parecen huir de las víboras que culebrean por los bordes del cuadro, y aunque él explica que la víbora supone las desgracias para el hombre y el ganado, es también venerada como parte de esa naturaleza que conforma lo divino para el huichol.

TODO EL MUNDO ES ARTESNO EN ZITACUA

Pero cuando las artesanías no alcanzan, muchos son los que acuden a recolectar la hoja de tabaco en las plantaciones costeras de Nayarit; otros viajan a Puerto Vallarta durante la temporada alta, sabedores de que el turista conoce y aprecia sus obras. De hecho el nombre de algunos artistas de la colonia, como José Benítez, es reconocido internacionalmente y sus obras se encuentran en museos y colecciones de todo el mundo.

El origen de tan respetado arte se encuentra en el nierika, tablilla votiva realizada originalmente con lana teñida de flores, en la que los huicholes plasmaban sus contactos con lo divino a partir de la ingesta del peyote, ritual clave en esta cultura que tiene su culminación en la peregrinación a Wiricuta o Real de Catorce. En los años 60 y 70 la demanda de este tipo de obras y la introducción del estambre sintético, más fácil de trabajar, provocó un cambio en la técnica hacia cuadros más barrocos.

LA VITALIDAD DEL COLORIDO

Sin embargo, el proceso sigue siendo el mismo: sobre una tabla de caobilla, cedro y pino cubierta de cera de abejas silvestres recolectada en la sierra –la cera de Campeche– se pegan los hilos según el diseño planeado. El colorido de las obras es excepcional y en los cuadros de gran formato llegan a utilizarse más de 50 tonos diferentes.

Quien nos cuenta esto es Miguel Agüet, propietario de Casa Agüet, un establecimiento especializado en artesanía huichol localizado en el centro
México desconocido No. 338 / abril 2005

Los Huicholes

El pueblo huichol o wirrárica es uno de los pocos que se han mantenido puros desde antes de la conquista de los españoles. No sólo son una nación pura en sus raíces sino también en su espiritualidad y su cosmogonía. Los Huicholes gustan de hacer arreglos, ofrendas, escudos y flechas para narrar la historia de la creación del mundo y del universo, pero también usan estos mensajes para detener el viento, para llamar a la lluvia o al sol o para ejecutar rituales de hechicería. El ritual más puro de los huicholes ocurre sólo en los llamados mitotes, ceremonias religiosas en las que se ejecutan danzas y movimientos mágicos para activar la energía vital, para agitar la vida, o sea el kipuri.

Algunos antropólogos han llamado neciamente a todos estos elementos "Dioses" utilizando su propia interpretación del mundo divino; pero para los huicholes y para los antiguos mexicanos el concepto de Dios tiene una connotación más precisa: se trata de algo que es parte del cosmos y no sólo creador de él. Los huicholes son reverentes con las mismísimas fuerzas que gobiernan la vida, y no las llaman dioses, sino hermanos. El Abuelo Fuego Tatevari, la Madre Agua o Tatiei Matinieri, el bisabuelo Cola de Venado Tamatz Kayaumari, todas son encarnaciones de las fuerzas de la naturaleza, de la energía que fluye en el universo y su relación con este mundo mágico.

Los Huicholes están gobernados por una casta de chamanes, misteriosos brujos y guerreros que luchan épicas batallas en el terreno de lo sobrenatural para resolver los problemas mundanos o divinos, o simplemente para asumir el lugar del gobernador o Marakame, "el que sabe". Esta casta prepara nuevos chamanes o Matewame "el que va a saber" para mantener el linaje y el conocimiento. Los poderosos chamanes huicholes han tejido incontables relatos de poder donde libran formidables batallas en el terreno de la percepción, del que rescatan y resuelven asuntos al nivel de la vida cotidiana, confirmando con ello el liderazgo de su conocimiento, de su gobierno y de su espiritualidad.

Tal vez la vida moderna invada el mundo huichol y vaya borrando poco a poco las huellas de ese mundo mágico y misterioso, pero todavía unos pocos elegidos escogen el duro camino del chamanismo, guiados por los Marakame y por el protector abrazo del Híkuri, el rostro del divino, la planta sagrada del desierto y maestro de la forma correcta de vivir de los brujos perdidos en el tiempo.

Algunos autores como Carl Lumholtz, Fernando Benítez y Víctor Blanco Labra han visitado el mundo huichol y abierto sus puertas a occidente. Su trabajo, al igual que los libros de Carlos Castaneda, es un puente entre dos universos distantes, ajenos, y sin embargo compañeros en la historia. Pero el verdadero conocimiento de los huicholes es su sintaxis para percibir un mundo arquetípico que es la visión silenciosa de la naturaleza, el principio primitivo y fundamental de la vida al que hemos de volver para encontrarnos con la totalidad de nosotros mismos.

No cabe duda que si bien tal vez los huicholes no perciben la energía directamente como fluye en el universo, su forma humana sí está mas libre de las convicciones materialistas y escépticas que han alejado al hombre de su origen. Son seres más vivos y más esenciales en su pobre y aparentemente marginado mundo; están más cerca de la totalidad de la conciencia que el hombre de occidente.

Por Adrian Herrero, Publicado en la revista Fraktalum No. 4

Los Huicholes: Una cultura indemne a través del tiempo

Las montañas de la Sierra Madre Occidental, al norte de Jalisco, son habitadas por una mística y hermosa cultura en la cual se crean constantemente enigmáticos mundos cuyos protagonistas recurrentes son lunas, soles, árboles, laberintos, espirales, montañas y océanos cósmicos que incansablemente aparecen expresados en el arte, la religión y las costumbres de los Huicholes, un pueblo que se ha mantenido indemne de influencia externa a través de los siglos.

Si bien, el origen de esta fascinante cultura es incierto, lo que resulta indiscutible es que durante el periodo de la Conquista, muchos sobrevivientes de diversos pueblos indígenas huyeron hacia el interior de la Sierra Madre Occidental para escapar de la estela de destrucción dejada por las tropas españolas. La Sierra, al ser prácticamente inaccesible, no pudo ser conquistada, logrando proteger a los pueblos que en ella se establecieron.

Por supuesto, los Huicholes tienen una versión muy distinta de los hechos; si se le pregunta a un huichol sobre su origen, él narrará fantásticas historias sobre cómo los Dioses salieron del mar para luego peregrinar hacia el oriente de la sierra. Las creencias huicholas dictan que la historia se encuentra tejida en los hilos de sus incontables mitos, es por eso que éstos son los lineamientos que determinan las acciones sociales y religiosas de su gente.

Para el huichol, el mundo posee una dimensión sagrada a la cual el mara’akame (chamán) penetra por medio del sueño, estableciendo un nexo entre el mundo de los dioses y el profano.




Los huicholes creen que cuando uno de ellos se enferma puede ser debido a falta de responsabilidad para con los dioses, y entonces, se deben proveer ofrendas a través del mara’akame para enmendar el error. Las otras causas de enfermedad en las que creen los huicholes son los maleficios, al igual que el extravío del alma. Si el huichol ha enfermado debido a un maleficio, el mara’akame debe “limpiar” al enfermo con plumas mientras rocía humo de tabaco por todo su cuerpo para después succionar con la boca el objeto que le ocasiona la enfermedad; cuando el enfermo ha perdido el kupúri (una parte del alma del huichol que se localiza en la parte superior de la cabeza) el mara’akame debe ir en su búsqueda para colocarlo de nuevo en su lugar, pero cuando éste sí ha sido robado por un brujo, el mara’akame debe enfrentarse a él para recuperarlo.

Es debido a la importancia del mundo sagrado y su intrínseca relación con el modo de vida del huichol, que en su arte se expresan siempre, cientos de historias que narran la mitología y cosmogonía de esta fascinante cultura. Todas aquellas artesanías de los huicholes que no están orientadas a fines comerciales, son creadas para narrar las diversas vivencias religiosas de sus autores, convirtiéndose en fantásticas piezas de hermosos colores y figuras inimaginables que pueden ser concebidas solamente en la mente del artista huichol.

Se cree que los ancestros de los huicholes nunca mantuvieron contacto con los grandes imperios de las épocas previas a la Conquista, y aún hoy en día, penetrar a su mundo es una tarea casi titánica.


El pueblo huichol sigue luchando por mantenerse alejado de la influencia del exterior, impidiendo el asentamiento de los mestizos en sus comunidades y fomentando el matrimonio entre miembros del grupo o bien, cuando menos con gente perteneciente a otros pueblos indígenas; y sin importar que el difícil acceso por tierra haya ocasionado que se construyesen pistas de aterrizaje en diversas comunidades, al llegar a ellas se colisiona con un mundo en el que aún la madera es el combustible principal, en el que el agua aún se extrae de los pozos y las casas están construidas con adobe, piedras recubiertas de lodo y techos de paja; un mundo en el que los tres primeros años de escuela son impartidos por el mismo profesor, o bien en donde la educación es provista por una misión franciscana. Un mundo en el que se practican la agricultura, la pesca y la caza para el autoconsumo, y en el que la tierra aún se labra con estacas y yuntas de bueyes.

Penetrar a la comunidad huichola, es encontrarse ante las puertas de un fantástico mundo de costumbres ancestrales que se han conservado intactas a través del tiempo. Penetrar al mundo del huichol, es llegar a una dimensión en la cual, lo divino y lo profano encuentran una armonía perfecta.

lunes, 26 de abril de 2010

Huichol

Los Wixarikas (pronunciacion Vuirraricas), conocidos también como huicholes, habitan el Oeste central de México en la Sierra Madre Occidental principalmente en los Estados de Jalisco y Nayarit. Se autodenominan wixarica o 'la gente' en su lengua llamada por los lingüistas Wixaritari o vaniuki (conocido como lengua huichola), que pertenece a la familia de lenguas uto-aztecas. El etnónimo huichol[1] fue dado por los mexicas de forma despectiva a los Wixarrikas desde antes de la Conquista Española.

Los Wixaritaris hablan una lengua del grupo cora-chol que está cercanamente emparentado con el grupo nahua o aztecoide. Además han recibido influencias mesoamericanas, lo cual se refleja en que el huichol tiene rasgos típicos del área lingüística mesoamericana.
Distribución geográfica
La región wixárika se asienta en el espinazo de la sierra Madre Occidental, en el estado de Jalisco. Dividida en cinco grandes comunidades, cada una de las cuales es autónoma; tiene sus propias autoridades civiles y religiosas. La autoridad civil es encabezada por un gobernador llamado totohuani y es renovada anualmente. Los maraakates o maraakames -cantadores o sacerdotes-, son los que conservan y mantienen vivas las tradiciones.
Historia
Los Wixaritari (forma plural) llegaron a la región de la barranca de Bolaños después que llegaran los tepehuanes. Los antropólogos e historiadores no están de acuerdo de cuando llegó esta etnia a la región, pero según los mismos wixárika reconocen en sus leyendas que cuando llegaron a sus tierras actuales, ya había otra etnia que las habitaba. La historia oral de los tepehuanes afirma que poblaciones que son actualmente habitadas por wixárika, tal como Santa Catarina, fueron tepehuanas en el pasado.[2] Además, no existen relatos en la historia oral ni de los tepehuanes ni de los wixárika de alguna conquista o dominación de los wixárika por parte de los tepehuanes. La teoría más aceptada sobre el origen de los wixárika es la que postula que provienen de la región de San Luis Potosí y que antes de su migración, formaban parte del grupo étnico guachichil

Central en la religión tradicional de los wixaritari es la recolección y consumo ritual del peyote (un cactus alucinógeno) en el lugar que ellos llaman Wirikuta, que se ubica en la región de Real de Catorce en el estado de San Luis Potosí. El peyote no crece en la región de los wixaritari, pero es abundante en San Luis Potosí, territorio que fue dominio central de los guachichiles antes de la llegada de los españoles. A los guachichiles se les reconocía como una etnia fieramente defensiva de su territorio.[3] Que los guachichiles hubieran dejado pasar por su territorio a guerreros a cazar sin perturbarlos indica que los reconocían como parte de su misma etnia. Esto lo confirma historia oral de los wixárika,[4] así como la similitud entre el idioma de los wixárika que tiene más similitud con la lengua de los guachichiles (ya extinta) que a la de los cora, sus vecinos actuales.[5]

Documentos históricos indican que para el siglo XVI, los wixárika ya habían llegado a la región del norte de Jalisco. En los relatos de Alonso Ponce, que datan del año 1587, indica que el la provincia de Tepeque, habitaba una etnia que solía unirse con los guachichiles para llevar a cabo incursiones a los asentamientos y caravanas españolas.[6] Los españoles que exploraron la región que llegó a ser Jerez relatan que se encontraron con bandas de guachichiles en la región que habían desalojado a los zacatecas que habían vivido ahí.[7] A través de esta evidencia histórica podemos postular que los wixárika llegaron a la región de la barranca de Bolaños aproximadamente al mismo tiempo que los españoles. La llegada de los españoles a tierras de los guachichiles en Zacatecas y San Luis Potosí había traído epidemia entre las comunidades indígenas cuyos integrantes no tenían resistencia a las enfermedades de Europa. Además, aquellos indígenas que no morían de las epidemias sufrían a causa de las encomiendas y concentraciones que llevaban a cabo los españoles para trabajar las minas recién descubiertas. Estas experiencias también quedan documentadas en la historia oral de los wixaritari.[8]

Llegaron los Wixaritari a la región de la barranca de Bolaños como refugiados y se asentaron entre los pueblos de los tepehuanes. Es probable que se mezclaran los pueblos, ya que es evidente que estas dos etnias compartían muchas tradiciones, rituales (tal como el del uso de chimales, o palos de oración, y el uso de peyote en sus ceremonias) y hasta solían unirse bajo un solo líder para defenderse de las incursiones españolas y para montar rebeliones contra el gobierno colonial español. Queda documentada una rebelión montada entre las dos etnias en El Teúl en el año 1592[9] y otra en Nostic en 1702.
Vestimenta
La vestimenta tradicional varía de una región a otra y se caracteriza por su llamativa y elaborada confección, especialmente del traje masculino. Todos los diseños tienen una significación religiosa importante.

La vestimenta de las mujeres consiste en una blusa corta en un solo color, naguas interiores y exteriores, con un manto floreado para cubrir la cabeza y collares de chaquira. Los hombres usan pantalones de manta blanca y camisas del mismo material que tienen abierta la parte inferior de las mangas; dichas prendas están bordadas con elaborados diseños simétricos de colores. Los huicholes usan sombreros de palma con adornos de chaquira o bolas de estambre, una capa cuadrangular doblada a la mitad que se coloca sobre los hombros y, eventualmente, aretes y pulseras de chaquira. Para amarrar los faldones de la camisa a la cintura se usan cintas de lana. Cada hombre lleva consigo varios morrales pequeños; calzan huaraches o zapatos deportivos. Los niños más grandes visten como sus padres, mientras los más pequeños andan semidesnudos.

Los huicholes constituyen un grupo orgulloso por su gran riqueza cultural, son de carácter alegre, comunicativo y hospitalario, y es frecuente verlos portando su vistosa indumentaria tradicional hecha de manta con bordados de colores vivos. Los hombres llevan terciadas bolsas de lana con bellos bordados y, según su número, es la posición social y económica de quien las porta.
Indumentaria

Arte huicholLos Wixaritari son notorios por lo vistoso de su indumentaria. La Kamirra (< kamixa < camisa) o kutuni, es decir 'camisa larga', abierta de los costados y sujeta a la cintura con el juayame 'faja ancha y gruesa' hecha de lana o de estambre. Encima de la faja van varios morralitos bordados que llaman kuihuame o huaikuri, unidos con un cordón. En ellos no se guarda nada, sirven únicamente para completar el adorno. Cruzado al hombro lleva uno o varios kuchuri o morrales tejidos o bordados. Sobre la espalda, la tubarra especie de pañolón bordado, se anuda al cuello y tiene en la orilla una franja de franela roja. Un sombrero que ellos llaman rupurero (< xupurexu < *šubureru < sombrero), hecho de palma y adornado en formas diversas según el uso: con chaquira, plumas, estambre, flores, espinas o pedazos de corteza. El hombre es siempre el que usa la ropa más adornada.

La esposa pone todo su cuidado para que las prendas luzcan muy bien bordadas. En contraste con la indumentaria masculina, el traje de la mujer huichola es sencillo: Consta de una blusa corta hasta la cintura, a la que llaman kutuni. La falda de pretina llamada ihui, lleva en el borde inferior una amplia franja de bordados lo mismo que la blusa. Se cubre la cabeza con el ricuri, formado por dos cuadros de manta blanca también bordados bellamente.


Diseño decorativoLos diseños decorativos tradicionales de la ropa huichola son de una enorme variedad y conservan desde tiempos antiguos un significado mágico que describió el antropólogo noruego Carl Lumholtz, El México Desconocido en 1896.

Para sus fiestas los huicholes acostumbran pintarse la cara con dibujos simbólicos y en las ceremonias rituales los maraakates utilizan los muwieris 'palillos adornados con plumas'.
Creencias religiosas
Su religión consiste en cuatro principales deidades: Maíz, Águilas, Ciervos y Peyote, todos son descendientes del Sol, "Tau". Sus actos religiosos se llevan a cabo en un monte llamado Wirikuta o 'Quemado', en el estado de San Luis Potosí (México). Este monte se encuentra dividido en dos, un lado para las mujeres y otro para los hombres. En sus actos religiosos suele hacerse uso del peyote, he aquí un extracto de lo que para ellos significa el uso de este cactus:

"Hay quienes tenemos alguna enfermedad física, del alma o del corazón o simplemente no hemos podido encontrar nuestra vida. En este desierto viviente y mágico, confín del mundo, el Venado Azul se nos revelará para encontrar nuestra vida, él nos enseñará, él será nuestra medicina. Una maximización del espíritu nos conducirá hasta el punto de la transformación temporal en transición a la exaltación espiritual, para encontrar las fuerzas del equilibrio. Esa capacidad inefable para aventurarnos sin temor en el angosto puente a través del gran abismo que separa el mundo ordinario del mundo del más allá. Para lograr éstas fuerzas del equilibrio debemos vencer nuestros miedos, quitar los malos pensamientos de nuestros corazones y unirlos. Los peregrinos debemos de estar limpios de todo mal de sentimiento, debemos de regresar al periodo de la vida en que éramos inocentes, antes de que fuéramos adultos, mundanos, ya que a ésta tierra madre venimos a nacer. El pasar de este mundo al más allá podremos hacerlo, porque al recibir el Venado Azul, dejaremos de ser ordinarios, seremos transformados. Pero hay que recordar que es solamente temporal porque somos solamente hombres y mujeres y no dioses"
Cabe mencionar que la religión va implícita a través de la vida del wixárika, forma parte de su identidad y está presente a lo largo de su accionar, costumbres y en la cotidianeidad tanto individualente como en lo comunitario. La religión viene a ser un compromiso fundamental en su existencia, es parte de su cultura y sus distintas formas de expresión.

La música y el baile entre los Wixaritari tienen fuertes rasgos prehispánicos y es parte del ritual con que se honra a la divinidad. Los bailes son poco variados y los pasos muy sencillos, llevando el ritmo con los pies. Una caracteristica de las celebraciones es la de tomar "tejuino" que es una bebida hecha a base de maiz fermentado, distinta al tejuino popular que conocemos, ya que es una bebida que embriaga y tiene un sabor distinto.

La forma en que conocen a los mestizos u occidentales, es "teiwari" (singular) o "teiwarixi" (plural), no se sabe a ciencia cierta el significado de este gentilicio. Los wixaritari, conforman una de las culturas indígenas que mantienen saberes y tradiciones ancestrales, una cosmovisión propia y diferente, y hoy en día los wixaritari buscan por encontrar un diálogo con la cultura que denominamos occidental y conservarse, frente a los retos de la globalización.

Wikimedia Commons

Antecedentes históricos

El origen de los huicholes es incierto, aunque se han elaborado algunas hipótesis basadas en datos lingüísticos, mitológicos y arqueológicos. Es probable que los huicholes desciendan de distintos grupos que, en algún tiempo, se fueron asentando en la sierra.

Algunos de estos grupos fueron, posiblemente, tribus que pertenecieron a la familia yuto-azteca y que huyeron del poderío de algún imperio mesoamericano, en cuyo territorio se encontraron con otros grupos ya establecidos allí.

Al parecer, los ancestros de los huicholes mantuvieron una vida independiente de los grandes imperios. Los mitos hablan de cómo los antepasados huicholes eran atacados por águilas y jaguares en sus peregrinaciones a la tierra del peyote.

Es probable que entre los ascendientes de los huicholes hubiera algunas tribus teochichimecas (indios del norte). En el Códice Florentino de fray Bernardino de Sahagún se describe un ritual de los teochichimecas parecido al que realizan los huicholes con el peyote.

También es probable que algunos grupos de las tierras bajas de la costa se hayan mezclado con los antepasados huicholes en distintas épocas. La tradición oral narra cómo los dioses salieron del mar y fueron peregrinando hacia el oriente de la sierra.

La Revolución trajo un periodo de violencia a la sierra, que fue escenario de paso de distintos grupos armados. Aunque los huicholes no se aliaron a ningún bando en particular, la situación se tornó caótica.
La guerra cristera significó otro periodo de violencia en la zona.
Actualmente, los huicholes siguen defendiendo sus tierras de los abusos e invasiones de mestizos, quienes ejercen una constante presión para apoderarse de los recursos de su territorio